Esta información ha sido sacada de “Small Arms Survey”. Esto es un proyecto del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza). Sirve como principal fuente de información pública en todos los aspectos relacionados con armas ligeras, así como base de datos para gobiernos, políticos, investigadores y activistas. El proyecto tiene un staff de expertos en estudios de seguridad, ciencias políticas, política internacional pública, derecho, económicas, estudios de desarrollo, resolución de conflictos y sociología. “El desarme práctico no se limita a recuperar y destruir las armas ligeras y pequeñas, la munición y explosivos que sobraron tras un conflicto, sino que también supone reforzar el imperio de la ley y el fomento de la seguridad pública. Un objetivo principal del desarme directo es impedir la realización y extensión de la violencia armada desde distinto enfoques. Junto al desarme, la desmovilización y reintegración de combatientes, hay que añadir la búsqueda de reformas en seguridad, reducción de la demanda de armas y otras medidas complementarias.
Básicamente, el desarme práctico consiste en una combinación de reformas legales que regulen la venta y posesión de armas de fuego a civiles, junto a la recuperación y destrucción de los stocks innecesarios.
El desarme de los combatientes de los grupos en conflicto es vital para conseguir que el monopolio del uso de la fuerza vuelva a estar en manos del Estado. La disolución de estos grupos armados y su reincorporación en la sociedad es esencial para una paz duradera, la estabilidad y el desarrollo económico del país. La desmovilización significa que las partes en conflicto desmantelan sus estructuras militares, y que los combatientes reinician su vida civil. Generalmente supone hacer un registro de los antiguos combatientes, algún tipo de ayuda que les permita subsistir a corto plazo y hacerse cargo de su transporte hacia su comunidad de origen. En algunos casos, estos ex combatientes pueden ser reclutados en las nuevas fuerzas armadas unificadas. Esta reintegración significa un proceso que permite a los ex combatientes y sus familias adaptarse económicamente y socialmente a una vida civil productiva. Esto supone generalmente una provisión de dinero efectivo (o algún otro tipo de compensación), aprendizaje de un trabajo y un proyecto que pueda generar ingresos. La efectividad de estas medidas a menudo dependen de unas actuaciones más amplias, que implican una ayuda para la vuelta de los refugiados y desplazados internos, el desarrollo económico de la comunidad afectada, la rehabilitación de infraestructuras, una reforma institucional y verdaderos esfuerzos de reconciliación. El empuje de las comunidades locales es crucial para conseguir el éxito a largo plazo.
Las mujeres como constructoras de la paz, como conocedoras de sus comunidades que reciben combatientes desmovilizados y a veces como combatientes ellas mismas, tienen una visión particular de cómo conseguir estas metas. El “Small Arms Survey” ha realizado estudios sobre muchas de estas reinserciones que a su vez han ayudado a asesorar muchos otros programas.”
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