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domingo, 10 de enero de 2016

"Estados armados de América"


Artículo publicado en “El Mundo” el 10/01/16.

No se crea las estadísticas de este artículo. No es que no sean verdad, es que nadie sabe si lo son. No es un argumento retórico, de esos que quedan bien cuando se apoyan con una cita (real o apócrifa) de Churchill -"sólo creo en las estadísticas que yo mismo he falsificado"-, sino la realidad.
En 1996, el congresista republicano Jay Dickey, que se definía a sí mismo como "el francotirador de la Asociación Nacional del Rifle", lanzó una ofensiva legislativa para prohibir expresamente a la Administración pública estadounidense llevar a cabo estudios sobre el coste en muertos y heridos de las armas de fuego.
Desde entonces, no hay estadísticas que analicen de forma completa el impacto de esas muertes en Estados Unidos. Tampoco ha existido nunca un registro nacional de armas de fuego. Así que no sabemos cuántas hay, ni quién las tiene. Estados Unidos puede poner al hombre en la Luna, pero no contar las ametralladoras que hay en su territorio. Todo es cosa de encuestas. Y las encuestas, claro está, varían.

Pero sí hay algunos datos incuestionables. Por ejemplo, la edad mínima para tener un permiso de armas: cero años. Cuando nació en septiembre de 2007, Bubba Ludwig recibió de su abuelo un revólver de regalo. En mayo de 2008, cuando tenía ocho meses, su padre, Howard, le sacó la licencia de armas. Cada semana, en promedio, un menor de tres años asesina a alguien a tiros en Estados Unidos. En abril, en la ciudad de Cleveland (Ohio), un niño de tres años mató de un tiro a su hermano de uno. Hace poco más de un año, Verónica Rutledge estaba de compras en el supermercado de Blackfoot (Idaho) cuando su hijo de dos años encontró en su bolso una pistola y la mató de un tiro en la cabeza.

"Dios creó a los hombres y Sam Colt los hizo a todos iguales". Así lo dice el refrán. La cultura de las armas es incomprensible para muchos no estadounidenses... y también para una parte significativa de la población de ese país, porque el número de personas que tienen armas lleva cayendo tres décadas.

A veces se usan frases grandilocuentes como "el compromiso irrenunciable con la libertad" de los estadounidenses para justificar su tenencia. Pero eso no encaja con la realidad. Estados Unidos es un país muy regulado. Hay semáforos. Los coches llevan cinturón de seguridad. Al abuelo de Bubba Ludwig no se le habría ocurrido regalarle una suscripción de por vida a una web pornográfica a su nieto recién nacido.
No se puede entrar con armas de fuego ni en el Congreso ni en el Tribunal Supremo, las dos instituciones que más han hecho para expandir el uso de pistolas, rifles semiautomáticos, carabinas y revólveres. Tampoco se puede acceder con ellas a la Feria Nacional de las Armas que se celebra varias veces al año junto a Washington.
Pero esa contradicción no impide a muchos estadounidenses -sobre todo blancos- identificar armas y libertad. Sentada en el patio de su casa en la ciudad de Tampa, en Florida, Terry, de 58 años, explica que se compró sus dos pistolas cuando se dio cuenta de que Obama quería quitárselas. "Dicen que es por nuestro bien... ¡ya, seguro! Eso les dijeron en Alemania los nazis a los judíos, que entregaran sus armas. Hitler prohibió las armas de fuego, y ya sabemos lo que pasó", explica esta mujer divorciada con dos hijos ya emancipados, que trabaja de supervisora en un supermercado.

Es un cliché muy común, pero erróneo: Hitler, en realidad, flexibilizó la tenencia de armas en Alemania. Terry afirma que tiene sus dos pistolas "por seguridad", pero luego explica que "nunca he tenido que usarlas".
Su modo de pensar es muy común, sobre todo -aunque no exclusivamente- entre los conservadores. "Déjeme que le diga una cosa: nosotros [en Estados Unidos] somos más libres que ustedes [los europeos], porque podemos llevar armas", le dice uno de los mayores ideólogos del Partido Republicano, el ultraliberal Grover Norquist a EL MUNDO. De hecho, la pintura de las paredes está más regulada que las armas de fuego, porque contiene plomo y otros productos tóxicos.

Y así es como en 2007 el republicano Arnold Schwarzenegger limitó el uso de armas de fuego en California: amparándose en que las balas tienen plomo, que es un tremendo contaminante. Paradójicamente, el 50% de los estadounidenses se oponen al control de las armas de fuego, pero el 80% respalda el de la munición.
Claro que los entusiastas de las armas también se están preparando para ello. "Estamos acumulando munición, porque el Estado no quiere que la compremos", dice Terry. Su vecino Johnny tiene cinco armas en casa y miles de cartuchos. En realidad, la mayoría de los estadounidenses que poseen armas de fuego cuentan con miles de balas en casa, porque las compran en grandes paquetes en promociones en supermercados o en Internet. Por eso, Barack Obama ha tratado de moderar al máximo sus propuestas para regular las armas de fuego. El presidente ha insistido una y otra vez en que las normas que ha anunciado esta semana no van contra la Segunda Enmienda.

Y, en un artículo de Opinión que ha enviado el 'New York Times' declara que sólo apoyará en las elecciones de noviembre al candidato que apoye "una política de sentido común" para la regulación de las armas de fuego, lo que parece ser el preludio para el respaldo presidencial a Hillary Clinton, que ha tenido, al menos en el pasado, una actitud más dura en relación a las armas que el candidato de la izquierda demócrata, el socialista Bernie Sanders. Pero ésas son medidas simbólicas.
El propio Obama lo sabe porque él nunca dijo nada de las armas en su campaña de 2008. Es más, entonces fue cuando soltó que los demócratas "tenemos que ser el partido del tipo que lleva la bandera confederada y un rifle en la furgoneta". A fin de cuentas ¿cómo es posible una política "de sentido común" en materia de armas en un país en el que la policía de 12 de sus 50 estados tiene expresamente prohibido destruir las armas que confisca, y, en lugar de eso, debe venderlas? ¿Cómo puede pedir Obama el control de las armas en un evento en la Universidad de George Mason, cuyo rector, el español Ángel Cabrera, ha tenido que ir a los tribunales para lograr prohibir que la gente las lleve en el campus?

En Estados Unidos se venden más armas que nunca. El lunes pasado, después de que Obama se reuniera con su fiscal general, Loretta Lynch, para analizar la nueva batería de medidas de control del comercio de armas, Smith & Wesson anunció que sus ventas en este año presupuestario, que concluye en abril, serán un 20% mayores de lo previsto. En el mes y ocho días transcurrido desde la matanza de San Bernardino, las acciones de ese fabricante de armas se han disparado hasta un 40%, porque mucha gente quiere protegerse o teme que el presidente les vaya a quitar las armas.
Así que no se crea las estadísticas de los gráficos que ilustran esta noticia. Es más: piense que las cosas son mucho peores de lo que le contamos. Un ejemplo: cuando se preparó este gráfico, se usó un dato de la Campaña Brady para el Control de las Armas de Fuego que citaba que cada año mueren en promedio 414 personas en Estados Unidos por disparos de la policía. El jueves, el periódico 'The Washington Post' publicó un detallado análisis de las muertes a tiros causadas por la policía en 2015. Eran más del doble: 915.


Armas que utiliza el ISIS.


Información publicada en la web de Amnistía Internacional el 08/12/15.

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La mala regulación de los flujos de armas hacia Irak durante decenios, unida a la falta de control sobre el terreno han proporcionado al grupo armado autodenominado Estado Islámico un gran arsenal mortífero que se está utilizando para cometer crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra a escala masiva en Irak y Siria, afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe que se publica hoy.
A partir de los análisis realizados por expertos de miles de vídeos e imágenes verificadas, el informe, titulado Haciendo balance. Armar al Estado Islámico explica cómo los combatientes del Estado Islámico utilizan armas –la mayoría procedentes del saqueo de los arsenales del ejército iraquí– que fueron fabricadas y diseñadas en más de dos docenas de países, entre ellos Rusia, China, Estados Unidos y países de la UE.

“La numerosa y variada gama de armas que está utilizando el grupo armado autodenominado Estado Islámico es un caso de manual de cómo el comercio irresponsable de armas da pábulo a la perpetración de atrocidades a escala masiva", ha dicho Patrick Wilcken, investigador sobre Control de Armas, Comercio de Seguridad y Derechos Humanos de Amnistía Internacional.
“La mala regulación y la falta de supervisión de los inmensos flujos de armas hacia Irak en los últimos decenios han supuesto para el Estado Islámico y otros grupos armados una excelente coyuntura para lograr un acceso sin precedentes a la potencia armamentística."
Al tomar Mosul, la segunda ciudad de Irak, en junio de 2014, los combatientes del Estado Islámico se hicieron inesperadamente con armas de fabricación internacional del arsenal iraquí, entre ellas armas y vehículos militares fabricados en Estados Unidos, que utilizaron para controlar otras zonas del país, con devastadoras consecuencias para la población civil que las habitaba.

La amplia variedad de tipos de armamento tomado y adquirido ilegalmente ha permitido que el Estado Islámico lleve a cabo una terrible campaña de abusos. Homicidios ilegítimos, violaciones, tortura, secuestro y toma de rehenes –a menudo a punta de pistola– han obligado a cientos de miles de personas a huir y convertirse en desplazados internos o refugiados.

La variedad y la amplitud del arsenal del Estado Islámico refleja decenios de transferencias irresponsables de armas a Irak.Esto se ha visto agravado por los diversos fracasos a la hora de gestionar las importaciones de armas e implantar mecanismos que evitaran usos finales inadecuados durante la ocupación dirigida por Estados Unidos a partir de 2003. A este problema se añade los controles poco estrictos de los arsenales del ejército y la corrupción endémica de los sucesivos gobiernos iraquíes.

El informe documenta el uso por parte del Estado Islámico de armas y municiones procedentes de al menos 25 países, aunque una gran proporción fueron originalmente armas suministradas al ejército iraquí desde Rusia, Estados Unidos y países del antiguo bloque soviético. Estos flujos de armas se financiaron con diversos trueques de petróleo, contratos del Pentágono y donaciones de la OTAN. La mayor parte de estas armas han sido tomadas o filtradas de los arsenales del ejército iraquí.

Entre las armas avanzadas con que cuenta el Estado Islámico hay sistemas portátiles de defensa antiaérea (MANPADS), misiles guiados antitanque y vehículos blindados de combate, así como rifles de asalto como la serie AK, de fabricación rusa, y los M16 y Bushmaster estadounidenses.

La mayoría de las armas convencionales que utilizan los combatientes del Estado Islámico datan del periodo comprendido entre la década de 1970 y la de 1990, e incluyen pistolas, revólveres y otras armas pequeñas, ametralladoras, armas antitanque, morteros y artillería. Son habituales los rifles tipo Kalashnikov de la época de la Unión Soviética, sobre todo de fabricantes rusos y chinos.

“Esto vuelve a demostrar que las medidas de evaluación y mitigación de riesgos en la exportación de armas a regiones inestables exigen un análisis exhaustivo y a largo plazo, que deberá incluir la evaluación de si las unidades del ejército y las fuerzas de seguridad son capaces de controlar realmente los arsenales y cumplen las normas del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos", ha dicho Patrick Wilcken.

Los combatientes del Estado Islámico y otros grupos armados también han recurrido a fabricar su propio armamento improvisado en burdos talleres. Ejemplo de esta práctica son morteros y cohetes, granadas de mano improvisadas, dispositivos explosivos improvisados (bombas caseras) tales como automóviles-bomba y armas trampa, e incluso municiones de racimo reutilizadas, un arma prohibida internacionalmente. En algunos casos, los dispositivos explosivos constituyen minas terrestres prohibidas por la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersonales.

Haciendo balance abarca la larga historia de proliferación de armas de Irak y las complejas cadenas de suministro que muy probablemente hicieron que algunas de las armas más recientes fueran a parar a manos del Estado Islámico.
El arsenal del ejército iraquí aumentó a finales de la década de 1970 y comienzos de la de 1980, especialmente en torno a la guerra Irán-Irak. Éste fue un momento decisivo en el desarrollo del moderno mercado global de armamento, cuando al menos 34 países distintos suministraban armas a Irak y 28 de ellos también se las suministraban a Irán. Entretanto, el entonces presidente de Irak, Sadam Husein, supervisó el desarrollo de una sólida industria armamentística nacional que fabricaba armas pequeñas, proyectiles de mortero y bombas de artillería.
Tras la invasión de Kuwait por Irak, en 1990, el embargo de armas de la ONU hizo disminuir las importaciones hasta 2003, pero durante la invasión dirigida por Estados Unidos y después de ella, Irak volvió a inundarse de importaciones de armas. Muchas de ellas nunca fueron aseguradas y verificadas adecuadamente por las fuerzas de la coalición dirigida por Estados Unidos y las fuerzas armadas iraquíes reconstituidas. Cientos de miles de esas armas pasaron a paradero desconocido y aún no se sabe nada de ellas.

Iniciativas más recientes de reconstruir y volver a equipar el ejército iraquí y fuerzas asociadas han vuelto a generar un flujo masivo de armas a Irak. Entre 2011 y 2013, Estados Unidos firmó contratos por valor de miles de millones de dólares en tanques 140 M1A1 Abrams, aviones de combate F16, unidades portátiles Stinger 681, baterías antiaéreas Hawk y demás material. En 2014, Estados Unidos había suministrado al gobierno iraquí armas pequeñas y munición por valor de más de 500 millones de dólares.
La corrupción endémica del ejército iraquí, así como la falta de controles estrictos sobre los arsenales y el seguimiento de armas implicaron el peligro constante de que tales armas se desviaran a grupos armados, incluido el Estado Islámico.

Los Estados pueden aprender de los sucesivos fallos del pasado y tomar medidas urgentes para evitar una futura proliferación de armas en Irak, Siria y otros países y regiones inestables.
Amnistía Internacional pide a todos los Estados que adopten un embargo total sobre las fuerzas gubernamentales sirias, así como sobre los grupos armados de oposición implicados en la comisión de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y otros abusos graves contra los derechos humanos.

También deben adoptar una norma de "presunción de denegación" de las exportaciones de armas a Irak, lo cual significa que las transferencias sólo podrían realizarse tras una estricta evaluación de riesgo. Las unidades del ejército o la policía de Irak con las que se hagan excepciones deberán demostrar primero que respetan de forma estricta y constante el derecho internacional humanitario y de los derechos humanos y que disponen de los mecanismos de control necesarios para garantizar que las armas no se desviarán a grupos armados.

Asimismo, cualquier Estado que esté considerando realizar una posible transferencia de armas a fuerzas armadas en Irak debe primero realizar una sólida inversión en controles previos y posteriores a la entrega, así como en una formación y un seguimiento que cumplan las normas internacionales para la gestión y el uso de tales armas.
Todos los Estados que aún no lo hayan hecho deben adherirse al Tratado sobre el Comercio de Armas o ratificarlo inmediatamente. Uno de los objetivos de este tratado es “prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas convencionales y [...] evitar su desvío”. El Tratado también contiene disposiciones cuya finalidad es detener las transferencias de armas cuando haya un riesgo manifiesto de que puedan utilizarse para cometer violaciones graves del derecho internacional humanitario o de los derechos humanos.
"El legado de la proliferación y el abuso de las armas en Irak y sus alrededores ya ha destrozado las vidas y los medios de subsistencia de millones de personas, y sigue constituyendo una amenaza. Las consecuencias de transferir irresponsablemente a Irak y Siria armas que posteriormente caen en manos del Estado Islámico debe ser una llamada de atención para los exportadores de armas de todo el mundo", ha dicho Patrick Wilcken.

© Conflict Armament Research